Pastores, sacerdotes, obispos y otros líderes religiosos aparecerán con más frecuencia en las urnas este año. Según una investigación de Agência Pública a partir de datos del Tribunal Superior Electoral (TSE), las municipales del 15 de noviembre registraron un récord de candidatos que declararon como principal ocupación que son “sacerdotes, miembros de orden religiosa o secta”. Son en total 885, el número más alto de esta categoría en las elecciones municipales desde 2008.
Además de aquellos que declararon que esa es su actividad principal, más de 8.700 candidatos utilizan nombres vinculados a la religión, como pastor, pastora, padre, misionero y apóstol, entre otros, según un relevamiento del portal de información G1. La mayoría de estos candidatos, sin embargo, declararon otras ocupaciones, como ama de casa y empresario.
La mayor cantidad de estos postulantes (101) es del partido Republicanos, vinculado a la Iglesia Universal del Reino de Dios, cuyo presidente es el diputado federal Marcos Pereira, obispo de esa iglesia y vicepresidente de la cámara baja. Uno de cada diez candidatos que declararon sus cargos religiosos como profesión es de ese partido este año.
Republicanos es históricamente uno de los lemas que más concentran candidatos en esta categoría. Fue el partido con más postulantes con profesión vinculada a iglesias y grupos religiosos en 2008 y 2012, cuando utilizó las siglas PRB (Partido Republicano Brasileño), y en las últimas cuatro elecciones reunió a más de 300 candidatos que declaran que su ocupación está vinculada a una iglesia.
El segundo partido en cuanto a candidatos en este grupo (79) es el Partido Social Cristiano, que tiene como presidente nacional –ahora con licencia– al pastor Everaldo Pereira, de la Asamblea de Dios. El pastor Everaldo fue el responsable del bautismo del presidente Jair Bolsonaro en el río Jordán, en Israel. Bolsonaro estuvo afiliado al Partido Social Cristiano de 2016 a 2018, cuando pasó al Partido Social Liberal. Actualmente, el pastor Everaldo se encuentra detenido por participar en planes para desviar recursos de salud pública en Río de Janeiro.
Los diez partidos que lanzaron a más sacerdotes y religiosos para las contiendas electorales este año tienen un perfil conservador y están alineados a la derecha. El perfil más común de los candidatos es el de un hombre con bachillerato completo, autodeclarado negro y que compite en San Pablo. Este estado es el que registró la mayor cantidad de líderes religiosos que se postulan a cargos públicos, pero es en otro, Amapá, donde este número es proporcionalmente mayor. Los siguen Mato Grosso do Sul y Pará.
El número de candidatas mujeres ha aumentado año tras año –ya es una quinta parte del número total de postulantes cuya profesión está vinculada a las iglesias–, pero aún está por debajo del 30% por partido definido por la ley.
A pesar de que los candidatos con una profesión religiosa son numerosos, el porcentaje de los que resultan elegidos está por debajo del promedio: cerca de 8% de ellos fueron elegidos en 2016, frente a casi 14% del total de candidatos que se postularon ese año. La mayoría de los postulantes religiosos, sin embargo, encuentra la manera de ingresar a la política mediante la suplencia. Por cada candidato con una profesión relacionada con las religiones que fue elegido, ocho se convirtieron en suplentes. “La suplencia es una forma de establecer pactos”, analiza el profesor de Sociología de la Universidad Federal de São Carlos e investigador del Centro de Religión, Economía y Política André Ricardo de Souza. “Cuando colocás suplentes vinculados a instituciones religiosas, estás buscando el apoyo de los votantes de esa religión”, considera.
Entre los 885 candidatos que dijeron tener el sacerdocio como ocupación profesional, hay al menos 387 que se identifican como pastores y pastoras, y 28 como padres, además de obispos, obispas y misioneros. Estos títulos generalmente se asocian con religiones cristianas, como la católica y la evangélica.
Un candidato a concejal por Republicanos en el municipio de Americana, en San Pablo, Miguel Pires, de 48 años, dijo que durante la campaña no va a dejar las actividades como pastor de la Iglesia Cuadrangular de Jardim América 2, que tiene 200 miembros.
En su primera disputa electoral, Pires decidió incursionar en la política luego de 20 años de atender a dependientes de drogas en el proyecto Una Nueva Historia, una casa de recuperación evangélica mantenida por él, donde alberga a 20 personas. “Siempre estoy llamando a la puerta del Ayuntamiento. Las ONG, los proyectos sociales como el mío enfrentan dificultades. Se precisa tener alguien allá, en la cámara”, argumenta. El candidato dice que “la iglesia necesita tomar su banca en la política”. “De lo contrario, se van a aprobar muchas leyes contra las familias cristianas”, dice, y pone como ejemplo proyectos relacionados con el aborto y las cuestiones de género.
Candidaturas confesionales
Al optar por llevar un título religioso a las urnas, el candidato busca legitimidad entre los miembros de su institución religiosa, que son sus primeros votantes, analiza Brenda Carranza, cientista social y profesora de Antropología de la Religión en la Universidad Estatal de Campinas. “Presentarse como padre, pastor, misionero, especialmente en un partido conservador, en este momento de alto conservadurismo, da prestigio”. Carranza destaca el aumento de la confesionalidad en cargos políticos en Brasil como fenómeno reciente.
“La participación de los sacerdotes en la política siempre ocurrió, pero era un activismo vía lobby, en los pasillos del poder. Hoy, con la pluralización de la participación religiosa, fundamentalmente pentecostal, en la esfera pública, la disputa partidista en las elecciones es más feroz, lo que obliga a los representantes a identificarse institucionalmente para marcar su presencia y visibilidad”, explica.
El compromiso político-partidario de representantes de instituciones religiosas ha crecido en Brasil desde que la Asamblea de Dios decidió dedicarse a la política partidaria, recuerda el investigador del Centro de Religión, Economía y Política André Ricardo de Souza.
“Posteriormente, la Iglesia Universal del Reino de Dios ha tomado una postura muy firme en este sentido. Eso explica el gran papel del Partido Social Cristiano y de Republicanos en estas candidaturas”, dice.
Si bien la legislación electoral no establece una restricción a la candidatura de personas que ocupan cargos religiosos, el abogado electoral Fernando Neisser aclara que, si el postulante decide mantener actividades sacerdotales durante la campaña, no puede utilizar el espacio de la institución religiosa para ganar votantes. “Por ejemplo, aprovechar el púlpito para pedir votos es irregular”.
Bolsonaro, política y religión
El mayor número de candidatos sacerdotes en estas elecciones también está relacionado con la elección del presidente Bolsonaro, dice De Souza. “Su candidatura y actuación relacionada con el espectro cristiano conservador (Bolsonaro es católico y su esposa, evangélica) estimula a los candidatos en este segmento”.
Para De Souza, la creciente proyección que han tenido los evangélicos en cargos en el gobierno federal, como la ministra de Derechos Humanos, Mujer y Familia, Damares Alves, también incentiva las candidaturas, además del propio interés de las instituciones religiosas en contar con representantes que puedan defender sus agendas en el Legislativo y el Ejecutivo.
“No endiosamos al presidente Bolsonaro, pero él representa ideas, proyectos, cosas que son importantes para nosotros”, confiesa el pastor presbiteriano Izaias Meireles, candidato a concejal en Curitiba por el partido minoritario Avante. Decidió entrar en la política partidaria por sugerencia de los miembros de su iglesia, con 200 integrantes. Para los presbiterianos –una denominación evangélica tradicional que tiene al menos dos pastores en Planalto: el ministro de Justicia y Seguridad Pública, André Mendonça, y el ministro de Educación, Milton Ribeiro– la mezcla entre religión y política no es tabú, dice el pastor candidato.
“Vivimos en sociedad, utilizamos los servicios públicos. Creemos que debemos participar en los procesos políticos y servir a Dios con ello”, afirma. Meireles no utiliza el título de pastor en la candidatura y se ha alejado de las actividades pastorales para hacer campaña.
Dominio cristiano
Pai Ivon de Oyá, del terreiro Ilê Cultural Axé Oyá Egun, con 30 miembros, es uno de los pocos sacerdotes candomblé en la disputa electoral de este año. Candidato a concejal por el Partido Comunista de Brasil en Olinda, un municipio de Pernambuco, hace trabajo social con mujeres y niños en situación de vulnerabilidad y dice que se sintió obligado a entrar en la política. “Porque hay una fuerte representación de otras religiones, pero no están representadas las de origen africano e indígena, los pueblos negro e indígena”, afirma. El candidato tiene la intención de seguir desarrollando sus actividades en el terreiro durante la campaña.
El avance político del segmento afro ha sido impulsado por los movimientos sociales en los últimos años, dice Christina Vital da Cunha, profesora del Programa de Posgrado en Sociología de la Universidad Federal Fluminense y colaboradora del Instituto de Estudios Religiosos. “Este movimiento ha aumentado el número de candidaturas de pais y mães”.
Da Cunha considera que las candidaturas de los sacerdotes religiosos, en general, son una estrategia para fortalecer el capital político, para conectar con nichos. “Para los cargos de representación proporcional, se sigue valorando esta estrategia. Cabe señalar que para los cargos que se eligen por mayorías las estrategias son otras. Justamente porque se espera que en esos cargos el candidato pueda comunicarse con múltiples sectores sociales”, analiza.
La estrategia de nicho, dice Da Cunha, también se ve en las candidaturas de personal militar, maestros, médicos. “Son identidades que generan expectativas públicas, además de conectar a los actores sociales emocional e ideológicamente en este contexto político”.