Ex canciller en el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, y de Defensa en el de Dilma Rousseff, el diplomático Celso Amorim considera “grave” la decisión de que las fuerzas armadas actúen en la seguridad pública de Río de Janeiro, tomada por el gobierno del presidente Michel Temer, que hace recordar los negros tiempos de la dictadura (1964-85).
“Creo que es muy peligroso si comenzamos a ver todo por la óptica de la seguridad. Para quien vivió los tiempos de la dictadura, esta prioridad absoluta de la seguridad interna es algo preocupante”, dijo Amorim, considerando un error separar el problema de la seguridad de cuestiones socioeconómicas, como la educación, la salud y el empleo. “Es un ataque al síntoma y no a las causas reales”, afirma.
En una entrevista con el sitio brasileño Agência Pública (apublica.org), Amorim explicó que, a su juicio, detrás de la decisión de intervenir militarmente Río “hay una onda publicitaria del gobierno para intentar cubrir los aspectos negativos de la política económica y social que se aplica, que pasa a un segundo plano cuando uno adopta una agenda sensible para la población, que evidentemente se preocupa con la seguridad”.
El ex ministro, diplomático de carrera, subraya que es la primera vez que se decreta en democracia una intervención federal, “algo que debe ser reservado a situaciones realmente extremas, que no las hay”. “
Claro que la seguridad en Río es un problema serio –agrega Amorim–, nadie discute eso, pero no se puede aislar ese problema de los demás, ni tratarlo como si fuera un ‘brote’ aunque en realidad fue un ‘brote mediático’”.
Las estadísticas confirman, subraya, que no hubo un aumento de la violencia criminal en relación con años anteriores. “Y, por otro lado, Río de Janeiro no está al frente en términos de criminalidad en relación con el conjunto del país. Lo que sucede aquí es que hay una división muy fuerte, incluso geográfica, entre las camadas más ricas y las más pobres, por lo que ciertos episodios son muy mediáticos”.
Según analistas, Temer tomó la decisión de intervenir militarmente Río después del impacto que tuvieron las imágenes de violencia y robos durante los festejos del Carnaval, divulgadas por los canales de televisión de todo el mundo.
“La guerra entre facciones narcos ya estaba en curso, no comenzó en el Carnaval, pero entonces se vieron muchos episodios en la zona sur de Río. Eso afecta al turismo, lo que es negativo, pero obviamente también sirvió para justificar una acción de naturaleza política”, sostiene Amorim.
El ex ministro cree que colocar la cuestión de la seguridad en lo alto de la agenda y, al mismo tiempo, tratarla solo desde el punto de vista militar es un error y un gran riesgo: “Puede afectar la situación política en un año electoral. Y cuando se tiene a las fuerzas armadas en las calles mientras se discute política, muchas veces es difícil distinguir las situaciones. Por ejemplo, en caso de manifestaciones y protestas callejeras, quién va a hacer la seguridad?”.
“Eso es poner a las fuerzas armadas en situaciones en las que pueden estar contra el pueblo, contra manifestantes. O en enfrentamientos directos contra el crimen, corren el riesgo de ‘contaminarse’, como ya sucedió en México o Colombia”, concluye.